domingo, 19 de mayo de 2013

Por la ciencia...

Debido a que mi cuerpo no puede satisfacerme en nada de lo que le pido, dedico todo mi tiempo a explorar el contenido de mi archivo mental, con todos mis conocimientos, mis reflexiones y mis recuerdos en busca de la verdad.

Hoy he dedicado parte de mi tiempo a recordar cada una de sus carpetas con la agradable sorpresa de encontrar una con el título de "A Dios por la ciencia".

Recuerdo hace muchos años haber leído este libro cuyo contenido me hizo pensar mucho. El autor pretende llegar a Dios analizando la grandeza de la creación del mundo y todo cuanto lo envuelve.

Sabemos de este espacio sin fronteras llamado universo, con la armónica distribución de sus planetas y galaxias todos ellos en movimientos ordenados y dirigidos de tal forma que evitan puedan chocar y destruirse.

Observamos todos los días por la noche las hermosas estrellas iluminadas que embellecen el cielo oscuro.

Entre todos los planetas encontramos a uno, la Tierra, donde vivimos todos los seres humanos. Este ser humano que como una máquina perfecta nos permite vivir en este paraíso.

Observamos el astro Sol que nos proporciona la luz y el calor necesario.

La Luna como una ninfa provocadora nos da su luz en las oscuridad de la noche.

El mar que acaricia nuestras costas con su agua salada y los miles de peces que como bailarines danzan en su interior.

De su superfície emanan como bolas de algodón las nubes que al igual que una fuente nos devuelven el agua dulce que necesitamos para saciar nuestra sed.

El invisible aire no sólo acaricia nuestro rostro sino también llena nuestros pulmones para respirar.

La Fauna, nos permite convivir con animales, algunos de ellos comestibles para dar sustento a nuestro cuerpo. Otros nos sirven de compañía y algunos peligrosos a los que hay que evitar.

La Flora, flores de diferentes formas y tamaños cuyo olor al igual que un perfume nos enamora. Nos acompañan también las frutas y las verduras que satisfacen nuestras necesidades alimentarias.

¡Fantástica!, maravillosa la creación del universo, del ser humano y todo cuanto lo envuelve.

No puede ser obra del azar ni de ningún humano, tan solo la de un ser superior omnipotente y divino. No puede ser otro que Dios.

Sin embargo mi limitada mente no puede comprender como nuestro creador permite tantas injusticias en este mundo. Se mueren de hambre millones de niños y adultos al no poder recibir alimento alguno. ¿Por qué permite tantas guerras, terremotos que se llevan la vida de tantas y tantas personas...?

Tampoco puedo comprender porqué nos castiga con terribles enfermedades que ocasionan dolencias mentales y físicas

¡Dios no puedo entender!

Me considero ser católico no practicante, no me he acercado ni buscado a Dios como debiera.

Ha sido cuando la ELA se apoderó de mí y viendo que con el cariño y apoyo de mi família y amigos si bien satisfacian mis necesidades terrenales encontraba a faltar algo más profundo y espiritual. Es entonces cuando te das cuenta de lo frágil y débiles que somos los seres humanos. En estos momentos es cuando me acordé de Dios, lo necesitaba no tan solo para que me ayudase a soportar esta enfermedad sino también para arrepentirme de haber vivido sin dedicarle mis oraciones.

Dios ha venido a mí, me permite que todos los días pueda hablar con él encontrándolo en mi limón.

Voy a cambiar el título de mi carpeta, desde hoy se llamará "A Dios por la ELA"

Os quiero