martes, 13 de octubre de 2009

BRICO · jones...

Yo he sido un adicto al bricolaje, recuerdo mi primera experiencia, fue tan dura que recibí el primer y único cachete que me han dado en mi vida. En mi casa teníamos periquitos y la jaula se había quedado pequeña, mi abuelo que fue uno de los pioneros me encargó que fuera a comprar unos listones para hacer una jaula más grande. Yo debía tener unos doce años y ni idea de listones, así que fui al carpintero, se los pedí, los pagué, me los cargué al hombro y para casa. Orgulloso le digo a mi abuelo, sus listones, los mira y me dice, están sin pulir y zas..., me lo arreó. Por supuesto no me dejó los dedos marcados, pero me dolió más que si me lo hubiese hecho. Solo hubo un segundo cachete, el que me dio el obispo Modrego cuando me confirmó según la iglesia católica.
Después de mi primera experiencia me propuse ser un experto en la materia y creo que lo conseguí. Entre lo que me dictaba mi sentido común, lo que preguntaba, lo que me informaba en revistas técnicas y lo que veía hacer, me hice un buen técnico en bricolaje. En mi casa no entraba ningún especialista. Que había una avería eléctrica, de fontanería, de albañilería, había que pintar la casa, allí estaba yo, además feliz porque me sentía realizado.Cierto día mi cuñado me dice, se me ha averiado el televisor, cogí mi maletín de herramientas y me dispuse a demostrarle mis conocimientos. Retiro la tapa trasera del aparato y empiezo a ver su mecanismo. Como no tenía ni idea cogí el destornillador y empecé a tocar, realmente no sabía lo que buscaba. De pronto saltó una chispa, saltó el destornillador, mis ojos echaban chispas y mis pelos ondulados se pusieron tiesos. Más tarde me enteré que es muy peligroso manosear un televisor conectado a la red.
Como he disfrutado haciendo bricolaje, digo he porque ahora doña ela me priva de tal placer. Mis manos no tienen fuerza , tiemblan al coger el destornillador, no acierto al intentar acoplarlo a la ranura del tornillo, la llave inglesa se tambalea al usarla, la brocha se tuerce al intentar pintar, la paleta no tiene fuerza para remover el cemento. Que pena, con lo que yo he disfrutado con el bricolaje.
Debido al vendaval que asoló mi casa provocó la caída de parte de la valla que me separa de mi vecino. En mi estado soy incapaz de repararlo, para ello se ofreció un vecino y no dudé en agradecerselo. Se subió encima de un tejado y empezó a trabajar, mientras, yo cogí una silla y me senté mirando como lo hacía. Observaba que actuaba de distinta manera de como lo hubiera hecho yo, pero me callé, él es más experto. Seguía mirando y me decía entre mi, esta teja se va a caer y se va a romper, me callé, pero efectivamente se cayó, no se rompió pero creí oportuno hacerle una observación, me mira y me dice, ¡ no te pongas nervioso !. Que simpático fue, estoy convencido que estaba pensando, ¡ no me toques los cojones ! Cuando me di cuenta ya había metido la pata, no tenía derecho a decirle nada pues se ofreció de forma voluntaria. Me limité a mirar y agradecérselo una vez reparado.
Me apliqué las palabras que el rey Juan Carlos I le dirigió al presidente Hugo Chavez;
¡ a ver si te callas !
Cuando te ayudan de una forma desinteresada hay que ver, oír, callar y agradecer. Lo que no puedas hacer tu deja que lo haga un amigo, y no te pongas nervioso.
¡ Que te calles !